DIARIO DEL JUICIO ORAL Y
PÚBLICO
Megacausa La Rioja
(Responsables
de la Represión en La Rioja)
Audiencia
Nº 21: 11 y 12 de Febrero – 2016
La
Audiencia comenzó pasadas las 16 hs. con la lectura a través de Secretaría sobre
el estado de salud de algunos de los imputados. Se informó que al imputado
Ramacioni se le otorga el arresto domiciliario fijando domicilio en la casa de
su hijo en la provincia de Córdoba. En este momento se encuentra internado en
el Sanatorio Rioja de esta ciudad.
A
continuación escuchamos el testimonio de Leopoldo Juan González quien lo hizo a
través de videoconferencia desde Buenos Aires. Respondiendo a preguntas del
fiscal manifestó que llegó a La Rioja a fines de 1974 ya que fue amenazado por
la Triple A junto a otros compañeros (los escritores Haroldo Conti y Santoro
hoy detenidos-desaparecidos) Diciéndoles “que
se fueran del país o los mataban donde los encontraran”.
Al
referirse a su detención declaró que: “me
detuvieron en un casamiento (…) Entró
un grupo de civil diciendo mi nombre, al identificarme me tomaron por la
fuerza, rompieron mis lentes, me vendaron mientras me pegaban. Me pusieron en
el baúl de un auto y me llevaron al regimiento. Allí me enteré que habían
llevado a toda la familia los que fueron liberados al día siguiente.”
Relató
su estadía de cerca de tres meses en el Regimiento donde fue brutalmente
torturado: “me acostaban en una cama
tapado con frazadas mojadas y me pasaban corriente eléctrica (…) me ataban a
una silla de pies y manos, me golpeaban hasta desmayarme (…) en una oportunidad
entre dos guardias comentaban la utilidad de un cortaplumas en sus distintas
funciones destacando una que según ellos era para sacar muelas, me sacaron dos
de las cuales sangre mucho y me ahogaba con mi propia sangre”.
También
denunció con dolor pero con mucha fuerza como quedó en carne viva su rostro ya
que se le pegó la capucha debido a que los guardias le orinaban y le tiraron
sopa. También mencionó al hospital del Regimiento adonde lo llevaron por una
gran infección en el oído golpeándolo mientras caminaba. Contó como un día va a
su celda un oficial petiso que después identificó que era Pérez Bataglia, y le
dijo que estaba a disposición del Juez Roberto Catalán y del Poder Ejecutivo
Nacional. Estando aún vendado llega al lugar donde lo torturaban, un sacerdote
que le dijo: “Vas a ser fusilado, si quieres puedes escribirle a tu
madre”.
Después
de estos tres meses de interrogatorios y torturas permanentes fue trasladado al
IRS, donde también sufrió el mismo trato. Fue trasladado a Sierra Chica donde
fue entrevistado por el juez Catalán.
“Después –continúo
el compañero- me ordenó que firmará unos
papeles, pero como yo me negué, el escribiente me tomó de la cabeza, me la echó
para atrás y me puso una pistola en la boca y me dijo que firmara. Finalmente
firmé un montón de documentos que ni sé qué decían. Catalán vio todo”.
Luego fue trasladado a
Caseros, después de nuevo a La Plata desde donde sale en libertad en el año
1982.
La Audiencia del día viernes
Comenzó
la Audiencia a las 9:30 hs. dándose lectura por Secretaria del nombre de los
dos testimoniantes: Adela Gregoriadis y Antonio Cano.
La
compañera Adela contó que el 25 de agosto del 1976 junto a su hermana, fueron a
declarar ante el juez Catalán quien las había citado. Manifestó que al
finalizar dicha declaración, Catalán le
dijo que “le quedaban dudas” y que
por ese motivo “iba a quedar detenida”.
“Salí de la sala y afuera ya me estaban
esperando unas personas de uniforme verde y de armas largas que me llevaron
directamente al IRS “(Instituto de Rehabilitación Social). Me ponen en
una celda frente de celaduría, sola e incomunicada por unos días y luego me
llevan donde estaban las otras compañeras.”
Refirió
que una vez el imputado Miguel Angel Chiarello la vendó y la esposo: “me bajaron esposada y vendada hasta el
galpón, me sentaron en una silla y yo sentí que alguien se paraba detrás mío.
Esta persona comenzó a tocarme y manosearme por todos lados. Yo me tiré al piso
y empecé a gritar, entonces esa misma persona me levantó, me llevó hasta afuera
y ahí me sacó la venda para que le vea la cara. Era Marcó” (oficial del ejército).
Esta misma situación vivió cuándo el gendarme
Vilte la busca en su celda para llevarla al galpón.
Al
referirse al imputado Roberto Catalán lo responsabilizó de continuar detenida
.El Poder Ejecutivo deroga el decreto que la mantenía a su disposición y es Catalán
que determina que siga detenida.
En
su contundente testimonio también habló del traslado a la cárcel de Devoto en
Buenos Aires el 16 de Diciembre del 76, lugar desde donde sale en libertad el
30 de Setiembre del 79 y recién en el año 81 le comunican su absolución.
Al
finalizar su testimonio aludió al “costo
de revivir situaciones tan traumáticas”. Refiriéndose a los imputados
expreso: “que ellos vean en sus nietos,
que seguramente tienen la edad que teníamos nosotros cuando nos detuvieron,
cuando fuimos privados de nuestros derechos, mancillados en nuestra dignidad, torturados dejándonos
huellas que marcan nuestras vidas”. Hizo notar la función brutal del
Terrorismo de Estado y como durante tantos años se manejaron impunemente, por
eso ahora estamos una vez más reclamando justicia.
Dejamos,
por cuestión de espacio el testimonio del compañero Antonio Cano que
compartiremos en el próximo diario.
Nos
sumamos a la convocatoria del paro Nacional del 24 de Febrero en contra de la
política que corta nuestros derechos y también para continuar trabajando para
una convocatoria amplia del 40 aniversario del golpe cívico–militar del 76.
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