DIARIO DEL JUICIO ORAL Y
PÙBLICO
Megacausa La Rioja
(Responsables
de la Represión en La Rioja)
Audiencia
Nº 19: 17 y 18 de Diciembre de 2015
La Audiencia se inició a las 16:30 hs. dando lectura
a través de Secretaría de la presencia de partes y los nombres de los dos
testigos de ese día: José Einar Gómez y Ana Silvia Aldana.
Einar Gómez comenzó su relato diciendo: “Fui detenido en el mes de abril del 75 en
Catuna. Yo trabajaba en Vialidad de la provincia y estaba en comisión en ese
lugar (…) fueron personas de civil diciendo que eran de la policía federal, me
subieron a un furgón y me trajeron hasta la delegación de la policía federal (…)
me llevan a una pieza donde había dos personas que me hicieron preguntas
mientras me golpeaban. Al día siguiente me llevan a otra habitación y me dicen
que debía firmar una declaración, como no me la quisieron leer yo me negué a
firmar (…) al tercer día viene José Felix Bernaus y me dice que debía firmar la
declaración o le iba a pasar algo a mi hijo y mi esposa que ya estaban
detenidos. No me quedó otra que firmar lo que decía en el papel”.
Después de unos días lo trasladan a la cárcel de La
Rioja donde lo reciben los guardia-cárceles y lo colocan en una celda.
Al detallar la vida carcelaria nombra la presencia
de personal del ejército y gendarmería: “En
una oportunidad me descubren que estaba viendo por la ventana de la celda y me
castigan, me llevan al galpón y me golpean fuertemente en el cuerpo y en el
estómago por lo que me desmayé. Se encontraba en el lugar Hugo Norberto Maggi,
Miguel Angel Chiarello (imputados en esta causa) y Eduardo Britos, de
gendarmería.”
Con mucha emoción y dolor contó la detención de su
esposa Niní que estaba embarazada de cuatro meses y el nacimiento de su hija
Viviana en Setiembre del 75 y cómo pudo tenerla en sus brazos.
En un momento dado, ante la pregunta de una de las
querellas sobre el profesor Lanzillotto, respondió con angustia y
reconocimiento: “para mí los viejos, como
Tito Lanzillotto, Justino Vergara, Ricardo Mercado Luna y el profesor Ortíz
Sosa fueron un ejemplo de conducta, (…) para todos nosotros eran un sostén en
esos momentos tan duros y difíciles.” Detalló los traslados a la cárcel de
La Plata, de Caseros y Devoto de donde sale en libertad vigilada el 19 de Marzo
de 1983 con orden de presentarse una vez por semana en la policía de la
provincia.
Luego de un cuarto intermedio, pasadas las 18 horas
dio su testimonio la compañera Ana Aldana que vino desde Villa Unión. Contó con
detalle que “me detienen el 17 de julio
de 1976, a la madrugada, nos despertamos con fuertes golpes en las puertas y
gritos que preguntaban por mi hermano Solano Aldana. Era personal de
Gendarmería, estando a la cabeza del operativo el alférez Eduardo Britos y
Miguel Ángel Chiarello, estaba presente mi padre, mis hermanas, mi cuñada mi
hermano y yo, como ladraban mucho los perros le dicen a mi hermano que los
hiciera callar o los mataban. (…) Mi hermano sale al patio hacia donde están
los perros y no regresa más (…) como yo estaba durmiendo y terminándome de
vestir, cuando salgo de la pieza me preguntan por mi hermano y yo les digo que
no se nada, entonces me dicen a mí y a mi cuñada que los debíamos acompañar”. Cuenta
que las llevaron por la comisaría de Villa Unión en un falcón, luego las llevan
a Chilecito hasta Gendarmería donde la encapuchan, la llevan a una celda y la
esposan a una cama. Una noche la sacan y la llevan a una pieza donde se
presenta una persona que dice ser el comandante con el que vivió un momento de
mucha angustia ya que esta autoridad se alcoholizo e intento abusar de ella.
Una vez más sale el tema de los delitos sexuales ya
denunciados en la policía Federal y también en la cárcel de La Rioja: “Me trasladan a la cárcel de La Rioja el día
22 de julio. Lugar adonde veo una vez más a los gendarmes Britos, Chiarello y
Torres. (…) Sánchez y Alfredo Marcó del ejército eran los que me interrogaban
en el galpón golpeándome con un palo las piernas y el cuerpo. (…) En una
ocasión me llevan al galpón, estaba vendada los ojos y atada las manos, alguien
comienza a manosearme el cuerpo, me di cuenta de quién era y le dije que no se
aprovechara de mí”.
Ante la pregunta de una de las querellas de quién
era el que cometió este abuso, respondió con seguridad que era el gendarme
Torres.
En su detallado relato manifestó la desprotección y
el abuso permanente por parte de gendarmería: “Una noche va Eulogío Vilte a mi celda y me dice que si yo me acostaba
con él me daba la libertad, le dije que se vaya o que comenzaba a gritar
contestándome que nadie me iba a llevar el apunte. Yo lloraba y lloraba con
desesperación.”
Se refirió en detalle a la desaparición de su
hermano Solano Aldana que aún hoy continúa desaparecido. Fue trasladada a la
cárcel de Devoto de dónde sale en libertad en Octubre de 1977.
El día viernes dio su testimonio Graciela Boffelli
quien declaró a través de videoconferencia desde Rosario, y contó cómo fueron
sus años privada de la libertad en La Rioja y en Devoto: “Fui detenida junto a mi esposo y mi hija de un año y medio el 31 de
marzo de 1977. Llegaron a mi casa dos camiones del ejército que cubrieron toda
la cuadra, eran más de 20 personas y el que dirigía el operativo, después lo
supe, era Ramón Roberto Rearte que pertenecía al ejército (imputado en la
causa). Me obligaron a dejar a mi hija con personas de la pensión dónde vivía
antes, fue desgarrador dejarla sin saber qué pasaría con ella…después supe que
se la entregaron a mi familia. Nos llevaron a la cárcel de La Rioja, junto a mi
marido en un camión del ejército atados las manos. Cuando llegamos a la cárcel
me dice que quién determinó mi detención fue el juez Roberto Catalán (…) yo
estaba embarazada de cinco meses y mi hijo nace el 16 de agosto de 1977. Un día
me sacan al galpón de tortura el gendarme Tejerina junto al alférez Britos, me
encapuchan y me atan las manos. Ya en el galpón me desnudan para ver si
realmente estaba embarazada, me golpearon las piernas, los oídos y me
amenazaban que iban a matar a mi hija.” Cuenta que un día: “me dicen que me van a fusilar y me llevan
hasta un paredón, me hacen abrir la boca y gatillan querían hacerme firmar
algo que no sabía que decía. Con mucha
contundencia habló de los sobrenombres Hércules y Ulises que eran los que la
torturaban y que los reconoció por la voz en una oportunidad que fueron a su
celda (…) uno era Heliberto Miguel Goenaga del ejército y el otro Norberto
Ganem de la policía Federal.”
Una oportunidad que la llevan para que vea a su
marido lo ve en el estado físico en el que se encontraba por las graves
torturas: “me dijo no te olvides nunca
este nombre cabo Paez es quién me tortura todos días y me amenaza que te van matar”. Ante una pregunta sobre quién
era el cabo Páez, Graciela respondió: “mi
marido me repetía como una letanía, cabo Paez, Claro Paez” (gendarme
imputado en esta causa).
Fue un testimonio que a pesar de lo doloroso
transmitió en todo momento mucha fuerza, dignidad, y valoración por la vida. En
agosto del año 78 es trasladada a la cárcel de Devoto y su hijo Federico queda
con su familia. Sale en libertad el 3 de febrero de 1984 desde la cárcel de
Ezeiza.
Las audiencias se retomarán después de la feria
judicial con la inspección ocular de lo que fue la policía federal el día 4 de
febrero del 2016 a las 17 hs.
Juicio y castigo!
¡Cárcel común y efectiva!
Verdad, Justicia y reparación
histórica!
Ex presos políticos,
Organizaciones sociales y de Derechos Humanos Independientes.
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